miércoles, 30 de mayo de 2007


Barcelona empezaba a sufrir el verano de 1994 cuando Elefantes plantaba su semilla. Las canciones de esa época, composiciones de Shuarma heredadas de su antiguo grupo, eran puro y crudo rock & roll, aunque las sonoridades pop de la época adivinaban el horizonte hacia el cual había que dirigirse.


Shuarma y Jordi intentaban en vano completar la formación. Ensayaban solos y grababan maquetas caseras. En esos días a Shuarma se le ocurrió el nombre del grupo: Elefantes. El nombre se debió a la necesidad vital de hacer canciones. En otras culturas se asocia al elefante con todo lo relacionado con el alma así que Elefantes era eso. Un grupo con alma.

En Septiembre graban 6 canciones en un día: "No hay", "Para nada", "Las flores del mal", "Intro", "Duérmete" y "La muerte". Elefantes era ya un grupo con maqueta, y la necesidad de un bajista, muy urgente. Conocieron a Julio en un concierto. Sus referencias como bajista no eran muy halagüeñas, así que bajo la condición de que se le podría cambiar por otro bajista con más experiencia, empezaron a trabajar. La personalidad de Julio suplió en un principio las primeras dificultades y casi sin tener conciencia de ello, por fin Elefantes era un grupo de verdad.
El primer concierto de Elefantes tuvo lugar el 13 de Octubre de 1995, en la sala Aspid de Barcelona. Presentaron todas sus canciones y un montón de versiones. Tanto la maqueta como los conciertos tuvieron muy buena acogida, y eso permitió al grupo seguir tocando allí todas las semanas durante 7 meses.


Eran tantas las ganas de tocar en directo que no importaba el dinero, ni el lugar ni las condiciones técnicas ni físicas. Tanto fue así que en esa época se pudo a ver a Elefantes tocando en los sitios más insospechados como bares de copas, fiestas privadas, cárceles o puticlubs. Conciertos acústicos o no. Media hora o dos pases de hora y media. Versiones de todo tipo, improvisaciones suicidas, tocar, tocar, tocar. Después de una segunda maqueta con temas como "Pretendes", "¿Dónde estoy?", "El Payaso", "Ves luz" o "Tu vida", el grupo buscaba actuar en sitios más acordes con el estilo de música que iba definiendo, encontrándose que hacía falta algo más que un par de maquetas para poder acceder a circuitos de salas más interesantes, y ante la falta de propuestas de alguna compañía discográfica, con el dinero ahorrado de las actuaciones el grupo decidió financiarse un pequeño disco.


Cece Giannotti era el líder de una maravillosa banda barcelonesa llamada Traditional Tourist. A él se le propuso producir el que iba a ser el primer disco de Elefantes. Era Agosto de 1996, y el grupo alquiló los Estudios Montseny para grabar 5 canciones: "No hay", "Debemos seguir", "Pretendes", "Para nada" y "Piano 1". Gracias a la magia de Giannotti el disco pudo mezclarse en Boston consiguiendo un sonido que superaba las expectativas del grupo

La producción de Giannotti fue fundamental para un grupo con muy poca experiencia en estudio, pero con muchas ganas de explorar las posibilidades que ofrece una grabación. El paso del tiempo ofrece una visión de este disco como un buen reflejo del carácter del grupo en esa época. "Elefantes" es un primer paso hacia algo más.


Y algo más es lo que ofrece el siguiente disco: "El Hombre Pez". Pero para ello todavía tendrían que esperar 18 largos meses. Tiempo en el que el grupo ya se plantea como una necesidad absolutamente vital el desarrollo de la música como expresión artística global. Tiempo de crisis internas, individuales y colectivas, lucha de egos sin cuartel, dificultades económicas, situaciones límite con grandes presiones, grandes triunfos y decepciones. Echando la vista atrás Elefantes se dan cuenta de que el haber superado una mala época y seguir adelante les ha consolidado como banda, y tan cerca estuvo de disolverse que lo que pasó en realidad fue totalmente lo contrario; se sentaron las bases de lo que es Elefantes hoy en día: un grupo con fuertes personalidades, equilibradas por la capacidad de diálogo y el respeto artístico. Con los conciertos de entonces pasaba lo mismo. Eran más furiosos y viscerales que nunca. Tan arriesgados en su planteamiento como desiguales en su resultado.


”El hombre pez” se grabó entre Enero y Febrero de 1998 en los estudios PAC, con la ayuda del incomparable Didier Richard en los controles técnicos. La producción corrió a cargo del propio grupo, en su determinación de llevar hasta el final lo que el grupo buscaba expresar. La falta de experiencia en producción no pone el disco a la altura de sus posibilidades, canciones soberbias como "Más que tú a yo", "Te querré y tu me perdonarás", "El Pez II", "No quieres más" o "Y sin respirar", por citar algunas, conforman un disco dominado por una idea: la metáfora del Hombre Pez. Una mirada interior hacia el interior de los demás.

Elefantes se encontraba libre de contrato discográfico. No había manera de conseguir que alguien estuviera dispuesto a apostar por el grupo con garantías claras de proyección. Poco "indie" para el circuito "indie", demasiado difícil para el circuito comercial, el grupo andaba ahí entre dos aguas, con el master de "El Hombre Pez" quemando en las manos. Después de algunas negociaciones, AZ Records fichó a los Elefantes. El grupo era consciente que no había dado un gran paso adelante, pero era lo que había y no se podía parar. Un peldaño más en la carrera, esperando la oportunidad en un futuro no muy lejano de poder dar en el clavo de una vez por todas.


Las nuevas canciones pedían a gritos un poco más de aire, una clara ampliación en las sonoridades. Necesitaban pianos, órganos, acordeones, violines, ruidos..... Había tantísimas cosas que podían probar en las canciones, que los primeros ensayos con Jaime, el nuevo teclista, recordaban a los inicios del grupo. Les dio el empujón necesario para cohesionarse todavía más como músicos. También les hizo sentirse algo menos rockeros. Ya no sonaba a cuarteto. A un concierto que Elefantes dio en Zaragoza fue a verlos Enrique Bunbury recomendado por un amigo común, Morti, cantante de los desaparecidos El Fantástico Hombre Bala, ahora con su nueva banda Ex-Mundus. A los pocos días Shuarma envía a Bunbury una maqueta con algunas de las nuevas canciones y este les propone producir el próximo disco y ayudar a encontrar una discográfica que le interese el proyecto.

En "Azul" la madurez en las composiciones de Shuarma es ya muy notable. Elefantes es más que nunca un grupo que toca canciones. Como siempre ambiguo y heterogéneo en la forma, pero con ese hilo argumental que son los sentimientos implicados en cada una de las canciones. Distintos puntos de vista sobre algo muy primario. Un disco pop. Un disco de luz. Positivo en la sonoridad, dejando el contrapunto oscuro para los textos. Seguramente si hubieran llevado las canciones a un terreno más áspero, se descubrirían muchas cosas más de los textos, cosas que no les apetecía explorar. Los directos quizás son más viscerales, pero para "Azul" buscaban otra cosa. Querían hacer un disco muy grande.

En 2003 editan “La forma de mover tus manos” un disco producido por Phil Manzanera y Quimi Porter en el que cuentan con colaboraciones muy interesantes y donde Elefantes se hacen ya mayores.

De manera recopilatoria y con versiones distintas a las originales sale en este mismo año “Y otros paisajes... “ otra manera de escuchar y sentir la música de Elefantes.

Ahora acaban de entrar en estudio para grabar lo que ellos denominan “su mejor disco”. Un disco en el que, seguramente, de nuevo nos cautivará la sensibilidad de la música de Elefantes.